Aunque al parecer la caballerosidad murio a principios del siglo pasado, algunas costumbres aun se conservan y las veo en mi papa y mi mama y en otras personas ya mayores. Hace muchas décadas, los hombres se arrodillaban y le proponían matrimonio, con un brillante anillo en la mano, a sus novias. Ahora, algunos pretendientes están llegándole a las novias a través de su computadora, oprimiendo un botón y proponiéndoles matrimonio o peor aun a través de redes sociales.
Mientras que la tecnología sigue influyendo casi todos los aspectos de la vida social, nada detiene a esta generación en el uso de Internet como una herramienta para todo, incluso para el matrimonio. Pero con estos métodos no tradicionales de cortejo, no puedo evitar preguntarme: ¿murió la caballerosidad?.
Tengo la esperanza de que se pueda recobrar el atributo de la caballerosidad en los hombres, ya que:
Quiero flores y cartas de amor.
Quiero citas sin condiciones ni insinuaciones.
Quiero sonrisas penosas y ojos brillosos parpadeantes.
Quiero que me abran la puerta del carro y me dejen pasar primero siempre.
Quiero que me arrimen la silla para sentarme.
Quiero visitas agradables y conversaciones interminables.
Quiero dulces y detalles bonitos.
Quiero ser una super-mujer, si, pero también dejarme cargar por un super-hombre.
¿Cuando fue que después de matar lo que no nos gustaba, nos excedimos y terminamos matando lo que mas nos gustaba?




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