Desafortunadamente, no todos los que terminan sus relaciones (noviazgo, amistad o simplemente era solo sexo) pueden seguir siendo amigos. De hecho, diría que la mayoría no pueden. Es por eso que perdemos a nuestros mejores amigos. Perdemos a las personas que son más importantes para nosotros y, siendo honestos, terminamos perdidos por un buen tiempo nosotros mismos.
Sin embargo, y con el tiempo, aprendemos a recoger los pedazos y a redefinir hacia donde se dirigen nuestras vidas. Aún así, no todos podemos avanzar por completo. Algunos de nosotros aún se aferran a esa amistad a pesar de que haya desaparecido hace mucho tiempo. ¿Por qué? Porque en verdad los amamos, aun cuando las amigas digan que nunca fueron amigos.
Así que, tal y como lo recomendó Mia Astral para aprovechar el eclipse de luna llena de este fin, ¿qué más se puede hacer que no sea escribirles una carta que nunca enviaremos? Ahi va la mia para el idiota de Phil...
Hola tonto,
Te escribo esta carta para decirte que te perdono. Y de verdad estoy muy feliz de que hayas encontrado a alguien nuevo (ni tan nuevo pues). Espero que ella sea todo lo que quieres y que pediste. Y te deseo la mejor de las suertes en tu futuro. No sabes esto, pero te estoy agradecida y te explico por qué.
Después de este tiempo, ya no me pregunto más por qué, porque ya sé. Ahora sé exactamente por qué. Sí, hubo momentos en los que me sentía tan enojada por herirme de la forma en la que lo hiciste. Pero ahora soy más inteligente, sé que si te guardo rencor, te doy poder, y ya tomaste mucho de mí. Sé que si no te perdono, nunca podría encontrar a alguien más. Por más que me heriste, que me hiciste sentir insignificante, fea y pequeña, espero que algún día venga alguien que no me haga sentir así. Viendo atrás, la peor cosa que me hirió fue permitirte que lo hicieras, que me hirieras. Estaba ciega. Yo debí de haber terminado con este juego luego de la primera vez que salimos, pero por tirármela de mala no me aleje de ti sino hasta hace unos meses. Lo mas loco de todo es que realmente no me gustabas físicamente, pero tus caricias eran perfectas y tu cerebro me maravillaba.
Cuando veía que le prestabas más atención a otras chamas, yo estaba ciega. Cuando ignorabas mis mensajes de texto en los que te preguntaban qué tal iba tu día, yo estaba ciega. Cuando solo pasabas tiempo conmigo cuando te convenía y no cuando yo te lo pedía, yo estaba ciega. Cuando me criticabas a cada segundo y me herías con tus palabras, yo estaba ciega.
No creí que fuera posible que alguien me lastimara de la manera en la que tú lo hiciste. Al final no fuiste un error, fuiste una lección que aprendí, así que te doy las gracias por eso y por lo que aprendí, pese al dolor que experimenté. Y es que la vida es un proceso de aprendizaje. Cometemos errores y aprendemos. Tengo buenos recuerdos de ti y elijo recordarte de esa manera, así como elegí perdonarte. Y sí, he encontrado que los buenos momentos vienen tras los malos y que el perdón es mayor que el dolor. Ya no siento nada. Por eso puedo hacer esto hoy en día.
Puedes seguir contando conmigo para lo que me necesites, pero ya no te veo con los mismos ojos y mi disposición a hacer las cosas no sera igual. No me importa hacer por ti algo que haría por un desconocido o alguien que no fuera mi amigo. Ya no eres ni si quiera mi amigo porque aunque te ofreci mi amistad varias veces, tu nunca hiciste un comentario al respecto. Prefieres ser vago en tus comentarios y asi no comprometerte a nada.
Que el Universo te conceda todo lo que desees. Menos a mi.
