Y que a veces me dan risa:
- Muchas veces no nos entienden, pero siguen empeñados en hacerlo y seguir a nuestro lado.
- Les parecemos atractivas, aunque nosotras ni nos creamos eso frente al espejo.
- Saben de bolsa de valores, de números, de la situación mundial, pero no entienden nada de nuestro corazón.
- Le ponen empeño a la hora de ser amantes, y se sienten bien si nosotras llegamos.
- Han conseguido elevar el deporte a algo parecido a una religión.
- Casi nunca les da miedo la oscuridad y si les da miedo se hacen los machos.
- Les importa poco lo que piensen los demás.
- Siempre sabemos lo que están pensando y cuando abren la boca dicen exactamente lo que imaginamos.
- Les encanta explorar nuestro cuerpo.
- Son capaces de hacer cualquier cosa por esconder su fragilidad..
- Están en paz con sus cuerpos, a excepción de la calvicie o alguna que otra obesidad (mis compañeros de trabajo, por ejemplo, cuentan las calorías jajaja).
- No le temen a las cucarachas y otros bichos.
- Nunca mienten sobre su edad.
- No consiguen vivir sin una mujer y hasta preguntan sobre que ropa les queda mejor.
- Cuando les decimos te quiero... siempre piden que les detallemos cuánto!
Seamos lo que queramos, pero seamos nosotras mismas, porque por mucho tiempo actuamos roles, papeles que nadie nos asignó, allí empieza la deformación de lo que queremos (Es que una quiere un príncipe y para eso hay que ser princesa, pero las princesas van al baño, comen cochino, cambian el caucho de su carro, es decir, ¡son auténticas!) Vamos a querer a un hombre, dejémos la cosa con los príncipes que sólo existen en Disney o en las monarquías, donde ya hay bastantes problemas (intriga, infidelidad y afines). No todos son unos perros, hay malos y otros que si son gente.
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