viernes, 23 de abril de 2010

La verdad segun TOTO

Panas, esto esta muy bueno. Estaba leyendo el ultimo post de @Nina y la pana pide que votemos por TOTO y su carta de amor... Me meti en el blog de TOTO y me consegui con un post demasiado bueno y que me explico que Disney no me engaño con lo de los principes azules. Lo que sigue es un estracto del post..

La vida va bien, no te metes mucho en la tragedia que para otros representa la encarcelación de la mamá de Dumbo (a mi me pareció necesaria). Pones a cinco hombres adultos a hablar de Disney e inevitablemente llegas a la conclusión que tres de ellos le darían con todo a Campanita. Pero pon a cinco mujeres a hablarte de Disney para que tú veas. Lo primero que te van a decir es que Simba está bueno. ¿!?!?!?!?. Lo segundo, es que Disney las engañó y se sienten traicionadas. ¿La razón? Disney las hizo creer en príncipes que no existían.


Amiga, eso te lo he podido decir yo desde chiquito. Nuestro Máximo Líder, Walter Elías Disney (o Jesus Christ Superstar) no les mintió jamás. Esas películas no fueron hechas para que nosotros los varones nos identificáramos. Si no, Peter Pan y Tarzán no tendrían razón de ser. Lo que pasa es que Ustedes mismas se empeñaron en idealizar a esos príncipes y no se fueron por el que ha debido ser. Comencemos por sus idealizaciones. Esta teoría es muy sencilla: los príncipes de Disney no hablan (y los que sí, también tienen problemas). Es en serio. Fíjense en Blanca Nieves. Al principio de la película el príncipe se echa un canto operático ahí sentado en un murito, enseñando sus leggins marrones (y si los pantaloncitos de lycra y la cancioncita no les daba orientación alguna sobre su virilidad, tienen que llamar a la psicóloga). Después, mutis. Los enanos que hicieron todo el trabajo y se fajaron para hacerle una capilla ardiente, al horno. Blanca Nieves, como una pendeja, se fue con el mudo maricón.

El príncipe de Cenicienta, es como los bailarines de Bailando con las Estrellas: un comodín necesario para que la nena dejase la chola. Más nada. Con el príncipe Felipe en La Bella Durmiente medio la pegaron, porque el tipo tuvo la decencia de caerse a trancazos con sendo dragón. Pero fíjense en la película. Después que llega al castillo para decirle a su papá que se va a casar con la buhonera del bosque que acaba de conocer, se vuelve a montar en el caballo, y –sin hacer pipí- sale corriendo otra vez. ¿Qué es lo insólito? Que tiene treinta y cinco minutos más de película, donde él es el protagonista (porque Aurora anda echándose un camarón) y no vuelve a hablar más nunca. Él es una eyaculación precoz en comiquita.

Claro, la mayoría de Ustedes son de la escuela del Príncipe Eric y de Aladino, que sí hablaron hasta por los codos. Ahí tampoco las engañaron. A Eric le dieron burundanga y miren, dejó a la sirenita -mitad lolas, mitad atún- por otra y ella tuvo que ir a rescatarlo (again!). Aladino le hizo creer a la princesa belly dancer que él era el papá de los helados. Mis respetos con este pana: encima que después que dice la verdad, la princesa todavía lo quiere. ¡Éxito por los honestos! A la princesa no le tengo respeto. Se quedó con éste por burra. ¡Mamita, te has tenido que ir con el Genio! La única mujer completamente honesta en toda la historia de Disney es la boliburguesa de Lady Marian. Al menos ella sabía desde un principio que Robin Hood era sendo choro. Ese nunca le ocultó la verdad.

Entonces, no vengan con cuentos que Disney las engañó. Ahí estaba todo lo que Ustedes necesitaban saber sobre lo que no eramos. Pero bueno, Ustedes insisten siempre en apostar por el mudo que se ve bien a caballo. O por la bestia malhumorada que las deja encerradas en un calabozo porque pobrecito, él en el fondo es un príncipe. Joder. Todas se han debido enamorar de Mowgli, el indiecito semi desnudo de El Libro de la Selva. Será chaparrito y todo pero ese vio a una morenita y dejó a Canache el cervecero y al primo decente de la Pantera Rosa en un dos por tres. ¿Ilógico? Para nosotros los hombres sí. Uno jamás dejaría a Baloo. Es demasiado pana. Le diría que lo esperara en el bar, mientras va a caerle a la chamita en el pueblo. Pero Ustedes fallaron en ver, que Disney les presentó a Mowgli como el mejor de los hombres (¡conocía el fuego!). Y ninguna cougar se lo quiso llevar para cuando fuera grande.

Por eso les pasa como a Pocahontas. Hablando con unos panas hace unos meses, nos dimos cuenta que el Dios de los héroes de Disney no es Hércules sino más bien John Smith. Este colonizador tuvo el tupé de matarse a Pocahontas la primera noche que llegó, sin siquiera hablar su dialecto. Encima, la deja en el Nuevo Mundo pelando más bola que El Fugitivo con un cuento chino que se va a ir a buscar la paz en Inglaterra. Si este hecho no fue la confirmación Disneyana que a la mañana siguiente después del “felices para siempre”, Blanca Nieves encontró una Playgirl en el closet del marido, Cenicienta cosió lentejuelas en el disfraz de bailarín del suyo, Aurora compró Viagra, Ariel llevó al príncipe a un curso de defensa propia, Jasmine consultó un libro de mitomanías y Bella metió a la Bestia en clases de manejo de rabia, yo no sé que tipo de final feliz se idealizaban Ustedes. ¿Acaso Ustedes fueron sirenas?

Disney, en cambio, jamás engañó a los hombres. De ninguna manera. Sencillamente nos enseñó que es completamente posible tener un final feliz como el de Pumba. Después de una pelea, siempre hay un domingo montado allá arriba en Roca Tarpeya, jodiendo con las leonas, viviendo de los reales de Simba y Nala y fumando con el loco de Rafiki. Para los hombres que sí quieren una familia, ahí está Pacha el de Las Locuras del Emperador. Esposa preñada, amigo del rey, una vista insuperable y un tobogán para la piscina. Si eso no es pura religión, es hora de mudar su Iglesia a Universal Studios.-

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